martes, 13 de noviembre de 2012

FAN WARS 11: Misión 001-6

El corazón de Mi Ran da un vuelco cuando la puerta cede con un click metálico. 

-Espérame, ya casi estoy- le dice a su teléfono móvil- No, no hace falta que abras.

Se cuela a toda prisa tras Hana y echa un rápido vistazo alrededor, asimilando cada detalle. Se encuentra en un hall digno de una recepción de hotel 5 estrellas. Un interior amplio y bien iluminado por la luz del sol que entra a raudales por los amplios ventanales que dan al jardín. Suelo de mármol blanco, paredes a juego, adornado aquí y allí por tiestos con pequeñas palmeras de un verde frondoso, incluso tiene una parte central con un largo sofá de cuero y una alfombra de un azul pálido de aspecto persa, un lugar para que el visitante se siente cómodamente a aguardar a sus anfitriones. Al fondo destacan los marcos dorados que envuelven las dos anchas puertas del ascensor, dos ascensores en concreto. Sin grandes pretensiones opta por una elegancia sutil y nada recargada, dando un aire limpio y relajado al ambiente. 

Los ojos de Mi Ran se mueven con rapidez interiorizando todo lo que ve. Las escaleras al garaje están al fondo tras una puerta acristalada. No hay cámaras a la vista. Parece que su teoría estaba en lo cierto, el edificio tiene una fuerte vigilancia exterior pero por dentro asegura la privacidad y anonimato de sus residentes. Eso les facilita mucho las cosas. 

Echa un vistazo de reojo a Hana que con la boca entreabierta también contempla el recibidor. Sus miradas se cruzan y Mi Ran asiente para indicarle que no ha visto ninguna cámara y que parecen estar a salvo. Aun así no le dirige la palabra, nunca está de más ser precavida, y sin perder un solo instante se encamina hacia las escaleras.

Están dentro pero aún falta llegar al garaje. Encontrar la plaza. Dar con la cámara. Quitarla. Salir de allí sanas y salvas. De golpe todo el alivio que ha sentido al verse dentro se esfuma. Tantas cosas dependen de ella, tantas cosas pueden salir mal... Sacude la cabeza para aclararse la ideas. No, no es momento de entrar en pánico. 

Alcanza la puerta al final del hall, apoya la mano en la manilla y empuja. Para su enorme alivio cede al instante. E irguiendo mucho la espalda se interna en la semipenunbra de un tramo de escaleras que desciende. 

"Puedes hacerlo"- se dice a si misma. 

Y el taconeo la acompaña escaleras abajo más sonoramente de lo que le gustaría pero imbuyéndola de una seguridad que está lejos de sentir. Sin más vacilaciones completa el último tramo de escalones como si lo hubiera hecho antes millones de veces, como si aquel fuera su propio apartamento y nadie podría decir lo contrario.

Un pequeño corredor y una puerta metálica la espera al final. Solo por si acaso lleva la mano al pasador y tira. Por supuesto no cede un solo milímetro. De todos modos intenta de nuevo esta vez empujando. Nada. Está cerrada con llave. Cerrada a cal y canto. No es como si no se lo esperara pero había tenido la mínima esperanza de haberse equivocado, de que alguien la hubiera dejado abierta por error. La esperanza es lo último que se pierde pero hasta allí ha durado su suerte. Ahora solo le queda esperar y rezar en silencio para que su segunda estratagema de engaño surta efecto. 

¿Cuál es la llave secreta de una mujer?- se pregunta a si misma- ¡El bolso! Nunca sabes que puedes encontrar en él y basta que necesites algo para no encontrarlo. Es una verdad universalmente conocida pero nunca creyó que se pudiera aprovechar de ello. Y menos para colarse a hurtadillas en el garaje de Yoochun.

Con el corazón desbocado se lleva el móvil a la oreja y lo sujeta como buenamente puede apretándolo con el hombro. Mientras, con las manos ya libres, abre el bolso y comienza a rebuscar en su interior. O a fingir rebuscar en él. Buscando una llave inexistente, teniendo una conversación telefónica con un interlocutor ficticio, con el oído avizor atenta al mínimo sonido que anuncie que alguien se acerca... Toda la situación es tan ridícula que por un momento está a punto de perder los nervios y echarse a reír como una histérica, pero por suerte el miedo a ser descubierta le puede y consigue contenerse.

"Seguro que cuando todo esto acabe nos reiremos mucho"- se dice. O al menos espera tener razones para reírse. 

Y con esta idea en mente hace lo único que puede hacer, lo que peor se le da, un auténtico reto para su paciencia y sus nervios ya a flor de piel. 

Aguardar.  

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4 comentarios:

  1. Uff nos dejaste en suspenso total!....Que gran verdad lo del bolso ajaj

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  2. waaaaaaaaaaaaa no me puedes dejar con esta espera, cuando cuelgas unos cuantos episodios mas??

    Te he dicho ya esto, pero realmente creo que eres una excelente escritora y tienes mucho futuro!! fighting!!!

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    1. Jajaja Muchas gracias de verdad. En cuanto acabe los exams espero. Tengo ganas yaaaaa de seguir esta aventura!!

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