sábado, 13 de octubre de 2012

FAN WARS 8: Misión 001-3

La moto se detiene al comienzo de la calle, en un lugar estratégico frente al edificio. Hana pone un pie en el suelo y lo contempla. Se le escapa un silbido de admiración. El alto seto, la larga valla, casi puede imaginarse los jardines al otro lado... Nada que ver con el viejo apartamento donde vive ella.

Escanea la carretera ante ella en busca de sus compañeras. No tarda en distinguir a Joon entrando con paso decidido al complejo. Es increíble el coraje que destila su pequeño cuerpo.

A lo lejos una mujer se acerca acera abajo arrastrando con ella el rítmico paso de sus tacones. Hana se la queda mirando durante un instante embobada. Sin duda, es una niña pija digna de aquel barrio. La muchacha no ha visto nunca a nadie con tanto estilo que no protagonizara una revista de moda. Unas elegantes sandalias blancas de tacón que se abrazan a su tobillo con una cadena de plata, un vaporoso vestido también blanco ajustado a su cintura con un lazo azul le cae en volantes hasta las rodillas, una amplia pamela protege su rostro de los fuertes rayos de la mañana y unas inmensas gafas de sol cubren la mitad de su rostro. Complementa el modelito con un pequeño bolso, unos pendientes y un juego de colgante y pulseras todo azul, a juego con el lazo. 

Hana contiene el aliento y se pregunta si no será alguien famoso. Se fija en su cara intentando distinguirla y casi se atraganta cuando la tiene lo suficientemente cerca para identificarla. ¡Es Mi Ran! ¡Por San Siwon Bendito! ¿De dónde ha sacado Mi Ran ese modelito? ¿Desde cuándo sabe vestir así? ¡Está irreconocible! 

Aún incrédula la sigue con la mirada. El contoneo rítmico de sus caderas, el taconeo seguro de sus sandalias... parece tomar la calle entera para si. Mi Ran se detiene un instante delante de la entrada, remueve en el bolso, saca el móvil  y se lo lleva a la oreja. Parece haber iniciado una acalorada conversación con alguien. Y desaparece siguiendo los pasos de Joon en el interior del recinto.

Hana contempla el vacío que ha dejado su amiga anonadada durante unos instantes. Es la primera vez que la ve tan arreglada, con tacones y maquillada. ¡Y ni se diga con pamela! Y menos aún andar de aquella manera tan segura de si misma y en cierto modo incluso sensual. Por lo habitual Mi Ran tiende a caminar un poco encorvada como si no quisiera llamar la atención. A eso se le llama una transformación en toda regla-piensa Hana impresionada. ¡Se ha metido completamente en su papel!

Por un corto instante Hana lamenta no haberle sacado una foto. Es un recuerdo digno de enmarcar para la posteridad. Pero no tarda en regresar a la realidad. Sacude la cabeza y se reprende a si misma. No hay tiempo para esas cosas. Ha llegado su turno, el siguiente paso depende de ella.

Se baja la visera del casco y con decisión gira el manillar y presiona el acelerador. Al instante la moto sale zumbando hacia delante y Hana siente un cosquilleo de emoción en la boca del estómago. Es hora de entrar en acción.


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