martes, 17 de julio de 2012

YOU'RE BEAUTIFUL 2: Parte 11

Parte 11: Nunca digas nunca.

La expresión "El cielo caerá sobre nuestras cabezas" parecía cobrar un nuevo significado.

En los escasos 10 minutos que Lee Shin Soo tardó a la carrera desde el parque a su casa el cielo decidió caérsele encima en forma de tormenta. Casi literalmente. Alcanzó al fin el portal con un suspiro de alivio mientras gruesas gotas de lluvia chorreaban desde su cabello hasta el suelo. El frío le había calado húmedo hasta los huesos y la muchacha no pudo evitar pensar en el chico solitario que había dejado atrás, en un banco, parapetado tan solo por un pequeño paraguas plegable. Algo en su corazón se removió inquieto y se sorprendió a si misma preguntándose si aún seguiría allí o si habría decidido volver y encontrar cobijo en su casa. Esperaba que no estuviera llorando bajo la tormenta porque ni su enclenque paraguas podría salvarlo de mojarse. Su rostro compungido volvió a dibujarse en su memoria. Las lágrimas que silenciosas corrían por sus mejillas... era una imagen que ni el tiempo podría borrar. Lo presentía. 

Lo apartó de su mente con una sacudida de cabeza y centró su atención en abrir la puerta de entrada. Marcó la contraseña y la puerta cedió con un suave click. Shin Soo se encontró de pie ante el jardín que servía de entrada a su casa. Era una pequeña villa unifamiliar de dos plantas rodeada por un bonito terreno rebosante de plantas y arbustos y una terraza junto al porche donde comían los días soleados de verano. La familia Lee no era rica pero sus padres eran inteligentes y trabajadores y habían ahorrado lo suficiente a lo largo de los años para permitirse una vida acomodada en una de las zonas residenciales más caprichosas de Seúl. Lo suficiente para llevar a sus hijas a colegios privados y las mejores universidades sin preocupaciones. Para unos padres que se habían erigido a si mismos de la nada y habían triunfado, lo más importante en la vida era: trabajo, trabajo y más trabajo. Y esperaban que sus hijas siguieran su ejemplo primero cimentando una buena educación y después consiguiendo un empleo a la altura de su estatus que las permitiera ser estrellas en la sociedad. La vida y futuro de Lee Shin Soo estaba decidido y dibujado desde que había nacido, sin importar si ella lo deseaba o no.

La joven enfiló el caminito de ladrillo rojo que llegaba hasta la entrada de la villa. Según llegó la puerta se abrió y su madre asomó al otro lado. Soo supo de inmediato que la había estado esperando, después de todo hoy llegaba unos minutos más tarde de lo habitual. Al instante sintió que le costaba respirar. Se sentía triste, cansada y mojada y lo último que le apetecía era tener que dar explicaciones.

-Ay, dios míos, Soo-soo ¡mírate!- exclamó su madre nada más verla utilizando sin querer su mote infantil. Hacía años que no lo oía- ¡Estás empapada! ¿Qué ha pasado? ¿Y el paraguas?

- Lo he perdido- mintió Shin Soo automáticamente mientras la mujer se apartaba a un lado para dejarla pasar. Pensó que no era del todo una mentira, de un modo u otro no lo volvería a ver. Así que bien podría haberlo perdido aunque fuera por voluntad propia.

Se quitó los zapatos, calados también, y se embutió las cómodas zapatillas de estar en casa. Dejó la mochila a un lado que su madre se apresuró a recoger con cara de preocupación.

-Deberías haberme avisado- continuó- Tu padre hubiera ido a buscarte y no te hubieras calado. ¿Y si te enfermas? No puedes enfermarte tan cerca de los exámenes... ¡Y tu mochila! Espero que los apuntes no se hayan mojado y estropeado...

Shin Soo se obligó a sonreír.

-No es necesario, omma. Estoy bien, no me enfermaré por un poco de lluvia- le aseguró- Y los apuntes están bien, sabes que los llevo en una carpeta de plástico bien protegidos para que no les pase nada. No es para tanto. Además no querría molestar a appa por tan poca cosa. 

-No digas tonterías, tu padre estará encantado de recogerte la próxima vez. Y no es ninguna tontería- la contradijo su madre- los finales están a la vuelta de la esquina y sabes lo importantes que son. Bueno, tú lo sabes mejor que nadie.

-Por supuesto que lo sé- respondió Soo a la defensiva. Su madre se encargaba de recordárselo tres veces al día como si olvidarse de la torre de apuntes sobre la mesa y el estrés y el agobio fuera posible- La próxima vez tendré más cuidado.

Entró en el salón seguida por su madre. Su padre veía la tele repantingado sobre el sofá con un paquete de pipas como compañía. Parecía poco dispuesto a moverse.

-Buenas noches, appa- lo saludó la muchacha al entrar.

-Oh, buenas noches- le devolvió el saludo la coronilla del hombre sin volverse a mirarla.

Shin Soo pasó de largo y se encaminó hacia las escaleras.

-Debes de estar cansada si has estado estudiando hasta ahora- comentó su madre desde atrás- Lo primero ve a darte una ducha para entrar en calor y ponte ropa seca. Mientras te prepararé algo para cenar. Como tardabas ya hemos comido, tu hermana tiene que levantarse temprano mañana para ir al instituto. ¿Tú en la universidad tienes clases de tarde, verdad?

Soo no contestó a la pregunta, sabía de sobra que era pura formalidad, su madre se sabía su horario casi mejor que ella misma.

- No hace falta que prepares nada. Ya he picado algo fuera con el grupo de estudios- mintió por segunda vez en la noche. 

Lo cierto es que no había comido nada desde el mediodía pero estaba demasiado cansada para tener hambre y aun más para enfrentarse al tercer grado de su madre sobre qué tal le iban los estudios, cuántos temas le quedaban por repasar o qué tal notas había sacado cada uno de sus amigos. No era como si realmente le importara lo que sacaran sus compañeros de clase, solo quería asegurarse de que su hija superaba al resto. Por ahora lo hacía, desde que tenía memoria siempre había vivido para sus expectativas pero últimamente se había vuelto cada vez más pesado y agotador. Las exigencias crecían y el tiempo pasaba sin que Soo se sintiera viva, como si no estuviera viviendo su propia vida sino la de otro, una vida que alguien había elegido sin consultarle.

Y mientras trataba de vivir para los deseos de sus padres sin darse cuenta mentir se había convertido en una defensa natural. "Pequeñas mentiras piadosas"- le gustaba llamarlas. Mentiras que ahorraban explicaciones y problemas y dejaban a todos satisfechos, salvo a su conciencia. Mentiras como que pertenecía a un grupo de estudio cuando en realidad cada día estudiaba a solas en la biblioteca recluida en el silencio. Lo prefería así, sin nadie que le preguntara ni le exigiera seguir un ritmo o un horario, dueña de su propio tiempo y límites. Pero no es algo que a su madre le gustaría oír. De ahí había nacido la primera mentira.

La segunda mentira había sido mayor y al final había acabado mintiendo a diario para encubrir su estado de ánimo y ocultar un gran secreto, un secreto que nadie podía imaginar en Lee Shin Soo. Un secreto que de ser descubierto derrumbaría todas las expectativas, promesas y sueños que sus padres habían construído en torno a ella como una cárcel de confianza y esperanza. Todo se vendría abajo. En un instante. Y la muchacha no estaba segura de poder soportarlo. No estaba preparada. Aún.

Su madre pareció alegrarse de que Soo hubiera ido a cenar con su grupo de estudios. Por alguna extraña razón se sentía increíblemente orgullosa de aquel grupo imaginario. Casi como si se los imaginara teniendo largas conversaciones filosóficas en torno a un humeante tazón de ramyun. Si supiera que las auténticas reuniones universitarias se hacían en torno a botellas y botellas de soju y cerveza se hubiera sentido menos dispuesta a lanzar allí a su hija. Pero como siempre la mujer lo idealizaba todo de acuerdo a su visión del mundo y en una cosa tenía razón, en confiar en la madurez de Shin Soo. Su hija raramente bebía, jamás se había emborrachado y desde luego nunca se iría de fiesta cuando tenía que estudiar. Aunque guardara un secreto y mintiera de vez en cuando, costaba encontrar en todo el campus a una joven tan responsable como ella.

-¿Quieres que te suba un vaso de leche caliente?- estaba ofreciendo su madre solícita. 

-No, no hace falta. Gracias- se apresuró a responder. Después añadió al darse cuenta de que su respuesta había sido brusca- Estoy cansada. Creo que me daré una ducha y me iré a dormir directamente. Mañana será un nuevo día.

Su madre la miró con preocupación pero asintió comprensiva.

-Claro, cariño, me parece bien. Mañana estarás como nueva- le dijo con dulzura.

-Buenas noches, omma. Hasta mañana- se despidió Shin Soo posando un suave beso en la mejilla de su madre.

-Buenas noches. Qué descanses- le devolvió la mujer el beso.

Después la muchacha comenzó a subir los escalones rumbo al segundo piso y a su habitación. Según alcanzó  el rellano la música a todo volumen le dio la bienvenida. Provenía de la habitación de su hermana menor, como no, y era una canción digital muy bailable. En otra ocasión Soo se hubiera asomado para desearle buenas noches y pedirle que bajara el volumen, pero aquel día se sentía cansada incluso para aquello. Así que se dirigió directamente a su dormitorio, cerró la puerta a sus espaldas y sin molestarse en quitarse la ropa mojada se dejó caer pesadamente sobre la cama. 

La ducha podía esperar-decidió- Ahora mismo le pesaba el alma.

Extrañamente en aquel mismo momento el rostro del chico del parque volvió a aparecer en su memoria. Kang Shin Woo había dicho que se llamaba. Era un nombre bonito-pensó. De algún modo combinaba con el suyo. "Shin Woo" y "Shin Soo"- la combinación sonaba bien. Era casi perfecta, como una pareja hecha en el cielo.

Se ruborizó al darse cuenta de lo que estaba imaginando. ¿Se había vuelto loca? ¿Qué estaba pensando sobre un chico al que acababa de conocer? ¡Un chico del que no sabía nada! ¡Por lo que sabía podía ser incluso un asesino en serie! Bueno, bien... aquello era una exageración. A veces tendía a exagerar. Pero debía poner sus sentimientos a raya antes de que se descarriaran y no pudiera contenerlos. No tenía tiempo ni fuerzas para sentirse atraída por un desconocido. ¿Pero eso significaba que se sentía atraída hacia él? Había pasado tiempo desde que sintiera ese tipo de atracción por otra persona. Tanto tiempo que era incapaz de recordarlo... o tal vez había elegido olvidarlo a propósito. Pero el joven en su memoria volvió a sonreír y Soo sintió una bandada de mariposas echar a volar en la boca de su estómago. Sí, se sentía atraída. ¿Pero cómo no sentirse atraída hacia un joven tan atractivo con una sonrisa como aquella? ¿Y cómo había hecho latir su corazón el ver su silueta solitaria y triste recortada contra la noche? Su corazón se aceleró con el recuerdo. Y Soo lo comprendió de pronto. ¿Se había enamorado de la silueta de un desconocido? Ella que no creía en el amor a primera vista...

Furiosa consigo misma y sus propios sentimientos se sentó de golpe sobre la cama y se libró de la ropa empapada. Después buscó el pijama debajo de la almohada y se embutió en él, antes de deshacer la cama y  refugiarse entre las sábanas. Encontró la tela seca recorfortante y se sintió cómoda bajo el peso conocido del edredón.

-No importa- se dijo haciéndose un ovillo y pensando con serenidad en la situación- Es solo algo pasajero. De todos modos no lo volveré a ver...

Convencida de que estaba en lo cierto Shin Soo cerró los ojos y se dispuso a dormir dispuesta a dejar atrás el recuerdo de aquel extraño encuentro fortuito. En la habitación de su hermana comenzó a sonar una balada y la joven tuvo un pensamiento extraño... La voz baja y suave del cantante de algún modo se parecía a la del chico del parque...

"No one ever sees, no ones feels the pain
I shed teardrops in the rain"

Incluso las líricas combinaban con el chico del parque.

"Even if my heart's still beating just for you
I really know you are not feeling like I do"

Dejó que la música la meciera a dormir con aquella voz que tanto le recordaba a la del hombre que por primera vez en muchos años había hecho latir su corazón. Y pensó brevemente que al día siguiente debía preguntar a su hermana por el título de la canción. O no... tal vez simplemente debía olvidarlo junto a todo lo que había visto en aquel extraño día... junto a él.

"And even if the sun is shining over me
how come I still freeze"

Justo antes de que Morfeo la reclamara al reino de los sueños el rostro de Kang Shin Woo volvió a colarse por un resquicio inconsciente de su memoria y la miró con infinita tristeza. Shin Soo supo entonces instintivamente que no sería capaz de olvidarlo.


PD: Me encanta esta canción. 
Imaginemos por un momento que la canta Yong Hwa en vez de JongHyun por el bien del fic ¿ok?
Es que me parece perfecta para la escena de Shin Woo bajo la lluvia.
(Y que conste que me encanta la voz de JongHyun. En esta canción... tan dulce)


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